domingo, 22 de febrero de 2015

Fracasos


Comparto un fragmento del libro "Le Lien" de Vanessa Duriès. Me gusta mucho la manera en que narra los desencuentros que existen en esto del BDSM. Personalmente me ha tocado vivir varias situaciones no del todo agradables y en ocasiones frustrantes. Estoy seguro que toda persona que lleve ya algún tiempo en esto sabe a qué me refiero: sumisas "fantasma" que sólo quieren chatear, pero que no tienen webcam para probar su identidad, novatas y curiosas que sólo buscan una calentura momentánea, gente que desaparece o te deja plantada, y un largo etcétera.

Pero no por eso deja de ser divertida la búsqueda...


Fracasos 

A poco que uno pretenda apartarse de los caminos trillados y surcados por la mayoría, vivir plenamente la sexualidad es un lujo que no está al alcance de todo el mundo. La libertad sexual es más un concepto mediático que una realidad en la Francia profunda. El asunto se vuelve aun más complejo en el terreno en el que Pierre y yo nos movemos, ya que el sadomasoquismo es la fantasía sexual por excelencia, la apoteosis de la libertad sexual para muchos seres condicionados por una educación frustrante - y sé muy bien lo que digo -. Es el nuestro un ámbito que suscita a la vez envidia y temor entre los no iniciados, quienes a menudo dan vueltas en torno al sadomasoquismo como si este fuera una hermosa mujer de vida alegre a la que no se atrevieran a abordar. La principal confusión de estos profanos en lo que respecta a los placeres del cuero negro reside en que mezclan el ritual, el posicionamiento afectivo y psicológico del amo y de su esclava, con el trivial intercambio de parejas practicado aprisa y corriendo por gente que sólo se reúne para poner a prueba sus celos, su complacencia o su venalidad. Nosotros no hemos cedido jamás a las presiones de estos amantes del intercambio de parejas, que en ocasiones se esconden, mal que bien, bajo supuestas "invitaciones de carácter sadomaso" que no pocas veces nos han traído desengaños y amargas decepciones. 

¡Cuántas veces nos ha engañado alguno de estos oportunistas que ven a los adeptos a la sumisión como proveedores para sus desenfrenos! La imagen de la mujer esclava prestada por su amo atrae a numerosos solitarios, sin perversiones dignas de ese nombre, que lo único que quieren es quedarse a solas con la esclava para desahogar con ella un cúmulo de frustraciones que casi siempre van acompañadas de desprecio e insultos. Cuántos kilómetros habremos hecho - Pierre no vacila en atravesar toda Francia para acudir a una invitación que le parece atractiva, y a veces llegamos a recorrer dos mil kilómetros en un fin de semana para celebrar con algún grupo de amigos una "fiesta del cuero"- sólo para encontrarnos frente a un individuo cauteloso e hipócrita cuyo único deseo consiste en utilizar a la bella putita en que me convierto para los demás en el contexto específico del universo al que Pierre me ha iniciado. 
 
Falsas mansiones que de pronto quedan reducidas a triviales dormitorios, falsas veladas rituales animadas por viejos solterones que carecen de una mujer que se lo deje hacer todo, falsos amos sin autoridad, falsos perversos sin fantasías. La publicidad engañosa es una moneda corriente en las inmediaciones del mundo del sadomasoquismo puro. 

Por no hablar de los individuos brutales y groseros que están convencidos de que se domina pegando; de los enfermos mentales que atan a su presa y la abandonan durante horas para masturbarse en secreto, incapaces de hacer nada más; de los estafadores que piden dinero por prestar un equipo que se reduce a una vaga batería de cocina amañada; de los embaucadores que alquilan los servicios de una profesional para fingir que forman una pareja de iniciados; de los inevitables bromistas que te citan en el otro extremo del país y nunca aparecen; de todos los que no quieren más que echar un polvete rápido, tal como en su inconsciencia lo confiesan ellos mismos, con un cinismo inherente a su libido primaria y a su cultura sexual, que se limita a la lectura de algunos libros pornográficos de supermercado. 

Esta penosa miseria sexual nos reafirma en nuestra elección: el sadomasoquismo es un arte, una filosofía, un espacio cultural vetado a los mentirosos y a los hipócritas redomados.

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