jueves, 4 de diciembre de 2014

Frío


¿cómo puedo evitar sentir este absurdo miedo que me corroe las entrañas? 

¿y si no soy yo? 

¿y si sólo estoy imaginando cosas? 

¿y si todo es una gran fantasía viviendo en mi cabeza?

Siento frío. 

El mismo frío que he sentido todos estos años de soledad compartida. Y sólo quiero huir y evadir la realidad.

Así que me aferro a tu recuerdo, cómo un niño lo hace a la vital teta materna, porque es lo único que tengo.

Cierro los ojos y miro el pausado contoneo de tu cuerpo desnudo gateando por el pasillo. Tu ojos de sumisión, mientras te tocaba y me pedías permiso para tener un orgasmo; ese orgasmo anhelado por tantos años.

Y recuerdo tu cuerpo extendido sobre la banca, inmóvil por las ataduras, tus ojos vendados, mi cara junto a la tuya y el embriagante aroma a café y cigarro de tu aliento.

¿con qué lazo de locura podré amarrarte y evitar que huyas?

¡maldita adultez! ¡maldita responsabilidad! 

Por favor, no corras...

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